La cúpula de 96 metros de altura de la Basílica de San Esteban no es sólo una proeza arquitectónica, sino también un mirador desde el que disfrutar de unas vistas impresionantes de la ciudad. En el interior, puedes maravillarte con los frescos dorados que cubren su techo, mientras que su terraza ofrece unas vistas impresionantes de Budapest.